Érase una vez un niño llamado Mensaro. Él era de la República Democrática del Congo. Ese país estaba muy afectado por la guerra y la pobreza, por lo que tenían que encontrar a cientos de kilómetros agua potable o huir de las tropas nigerianas. El niño, o más bien todos los niños del país, no podían ir al colegio ni hacer la misma rutina que hacemos habitualmente los españoles y los demás países con buena economía por la guerra y la pobreza.
Un día, el chico y su familia decidieron recorrer miles de kilómetros para llegar a Sudáfrica. De ahí, fueron al puerto de la capital sudafricana para coger un barco dirigido a Alemania. Mensaro y sus padres sabían que Sudáfrica era un país bastante bien económicamente, pero preferían ir a las tierras alemanas por seguridad.
Entonces, se dirigieron al barco y zarparon.
En la mitad del camino, aproximadamente, el joven muchacho, entusiasmado por llegar a tierra firme, se subió a la cola del barco y divisó el mar tan magnífico que parecía tener en ese momento...
Frases:
Con la M: Mario Muñoz masticaba muchas manzanas mientras miraba miedosamente margaritas malheridas más mafiosos muriéndose muy malamente.
Con la C: Cecilio Castro comió con carniceros celosos, con censores, con celadores, con celestinas, con ceporros...
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