Harry se va a Tanzania
Érase una vez, un hombre llamado Harry que vivía
en Southampton (Inglaterra).
A el chaval le gustaban mucho los animales
, por eso un día decidió hacer un viaje
a Tanzania.
Ese día llegó,
y el muchacho estaba muy ilusionado
pero a la vez le daba pena dejar
a su familia bastante tiempo.
Entonces
, a Harry se le ocurrió que su madre Pearl
y su hermana pequeña Jenny,
de tan sólo ocho años, fueran
con él.
Por tanto, se lo contó
a sus parientes
pero ellos no estaban muy seguros porque su destino estaba muy lejos
y además iban
a estar allí
en torno
a tres meses.
Pero Harry les convenció
y les dijo que el tiempo se les iba
a pasar volando
en el avión
y que no era tanto tiempo la estancia que íbamos
a tener
en el hotel.
Por eso les convenció
y pidieron un taxi
para que les llevara al aeropuerto.
Cuando llegaron, fueron
a la taquilla
de billetes corriendo como podían
para pedir dos tickets, uno
para su hermana
y otro
para su madre. No podían ir más rápido porque el vuelo salía
a las 17:00, ¡
y eran las 16:40!
Compraron los tickets
de un tirón,
y se esfumaron como liebres al avión. Cuando ya iban
a cerrar las puertas del avión dieron un último esfuerzo
y consiguieron tomar asiento. Harry respiró profundamente
y se durmió pensando que quedaban muchas horas
de avión
y que casi perdían el vuelo
a Tanzania.
Después
de largas
y largas horas, el avión puso tierra firme
y Harry se despertó con el ruido. Entonces, el muchacho medio dormido le preguntó
a Pearl si ya habían llegado,
y su madre le dijo que sí.
Por tanto, el chaval se sorprendió
y saltó
de la silla pensando que le quedaba unos largos meses
por pasar allí.
Harry quería ir al Safari,
pero ya era muy tarde,
en torno
a las 22:30
y ya estaría cerrado.
Al día siguiente, Harry se despertó muy rápidamente
y se vistió muy velozmente porque quería ver el Safari. Fueron al buffet
para desayunar
y cuando terminaron se dirigieron pidiendo un taxi al Safari.
Cuando llegaron, el chaval
y su familia se montaron
en un coche donde había un guía que hablaba varios idiomas, uno
de ellos el inglés,
y les indicaba cuál animal era.
De vez
en cuando, el guía les dejaba que acariciasen algunos animales.
Cuando les tocó ver al tigre, Jenny salió del coche
y se abalanzó
sobre el animal.
Unos segundos después, el guía grito ¡nooooo...!
a Jenny. Le gritaba eso porque ese animal no estaba adiestrado
y podía atacarla. Entonces, Harry saltó del coche
para defender
a su hermana,
pero parecía que se le iba
a abalanzar.
Pero,
en unos instantes, cuando todo el mundo se creía que le iba
a atacar, le abrazó. El muchacho, sorprendido, le dio un fuerte abrazo al tigre
y empezó
a llorar
de emoción. Su hermana, emocionada, también le dio un fuerte abrazo al animal.