Érase una vez, un joven guerrero llamado Oliver. El muchacho vivía en el norte de Noruega.
Un día, después de otra larga guerra, Oliver se encontraba en su pueblo muy feliz por volver a ver a su familia. Unos instantes después, el maestro Li-Yu, un viejo señor sabio y barbudo, le dijo que fuera al Mar Kick, porque si se bañaba en esas aguas viviría siempre y así, podría matar a todos los enemigos de la guerra.
El chaval ni se lo pensó y se fue cabalgando con su hermoso caballo a las intrépidas aguas del Mar Kick.
Lo que no sabía Oliver era que sus enemigos también contaban con lo del Mar Kick.
Un rato después, se encontró con algunos enemigos que le hicieron pasar un mal rato.
Después de ese mal trago, el joven tuvo más precaución al cabalgar para no hacer tanto ruido.
Y entonces, llegó al Mar Kick, donde le esperaba una bruja llamada Brujaxa enviada por sus enemigos, que Oliver la conocía pero que muy bien. Entonces, la bruja le puso un hechizo y entonces se convirtió en piedra.
Desde que el chaval se fue en camino por esos mares, su pueblo no sabía nada de él, si cuándo volverá, o si había muerto...
La familia de Oliver murió de pena porque nunca lo volvieron a ver.
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